LA INUTILIDAD DE CONTROLAR O FIJAR PRECIOS
LA INUTILIDAD DE CONTROLAR O FIJAR PRECIOS
Hay un famoso libro de Robert Schuettinger y Eamonn Butler: 4000 Años de Controles de Precios y Salarios, Cómo No combatir la Inflación con infinidad de ejemplos de fracasos a lo largo de la historia en muchos países del mundo.
El
caso más famoso que describe este libro es el de los Edictos de
Diocleciano. El más famoso y el más extensivo intento de controlar
precios y salarios, ocurrió durante el gobierno del Emperador
Diocleciano quien no fue un tipo muy estudioso de la historia económica
romana. Dado que tanto las causas de la inflación que Diocleciano
intentó controlar y los efectos de sus esfuerzos están documentados en
la historia griega
Poco después de asumir el trono en el año 284, «los precios de las mercancías de todo tipo y los salarios de los trabajadores alcanzaron niveles sin precedentes».
Poco después de asumir el trono en el año 284, «los precios de las mercancías de todo tipo y los salarios de los trabajadores alcanzaron niveles sin precedentes».
Diocleciano,
redactó un Edicto en el que atribuyó la inflación enteramente a la
«avaricia» de mercaderes y especuladores. Sin embargo, a medida que los
impuestos crecían, la base impositiva se redujo (la famosa curva de
Laffer ya funcionaba) y resultó cada vez más difícil recaudar impuestos,
dando como resultado un círculo vicioso.
Así
que no tuvieron mejor idea que falsificar moneda, como hoy se emiten
billetes. Hacia fines de la República Romana y comienzos del Imperio, la
moneda romana más usada era el denario de plata; el valor de dicha
moneda había sido reducido gradualmente hasta que, en los años
anteriores a Diocleciano, los emperadores acuñaban monedas de cobre
cubiertas de estaño que se denominaban aún «denarios».
El
Edicto fue promulgado en el año 301 y preveía la pena de muerte para
aquellos que no cumplieran con los precios máximos establecidos en los
Edictos. El fracaso fue total.
Otro
caso que cita el mencionado libro es el de la Alemania Nazi. En 1946,
Hermann Göering –responsable, entre otras cosas, de los planes
económicos del nazismo- le dio una entrevista al corresponsal de guerra
Henry Taylor. El nazi le dijo a Taylor (recordemos que en esos años
Estados Unidos estaba bajo controles de precios dejado por la pésima
administración económica de Rooselvet): “Ustedes
en América están tomando una serie de medidas que a nosotros nos
causaron problemas. Están intentando controlar los salarios y precios,
es decir, el trabajo del pueblo. Si hacen eso, también deben controlar
la vida del pueblo. Y ningún país puede hacerlo en forma parcial. Yo lo
intenté y fracasé. Tampoco pueden hacerlo en forma total. También lo
intenté y fracasé.”
¿Por
qué fracasan los controles de precios? En primer lugar, cuando se
produce un aumento sostenido de todos los precios de la economía, es
porque la producción de moneda está generando inflación. El Banco
Central emite moneda que la gente no quiere, por lo que se deshace de
ella comprando bienes y otras monedas. Por lo tanto, seguir emitiendo
moneda y controlar los precios es lo mismo que tratar de eliminar la
fiebre rompiendo el termómetro. La infección seguirá intacta. La fiebre
continuará subiendo, pero el termómetro roto no podrá marcar el grado de
temperatura.
El
otro problema es que, generalmente, los controles de precios comienzan
por los productos que el gobierno considera como más sensibles
políticamente. Es decir, básicamente, los alimentos. Así, al controlar
los precios de estos productos se cree que se “soluciona” el problema.
Sin embargo, al ponerle un precio máximo -acordado o conversado- a los
alimentos, el productor se encuentra con que los precios de los insumos
le siguen subiendo pero él no puede aumentar los suyos. El segundo e
indefectible paso de los controles de precios consiste en que los
gobiernos optan por escuchar las quejas de los productores de alimentos y
empiezan a pedir inservibles planillas con una detallada estructura de
costos de producción.
Ricardo Calvo MD